Descripción

Un día, el dueño de la hacienda mandó construir una capilla que estaría adorada con un Cristo gigante de madera, elaborado en España. Muy pronto, los trabajadores aseguraron que la imagen era milagrosa, que solo bastaba hacerle una petición y acariciarle los pies, para que ésta se cumpliera. El dueño, al ver que la capilla era visitada por miles de feligreses, optó por dárselo a la población bajo la condición de que le construyeran una capilla, fuera del casco de la hacienda. Así, un 3 de mayo, los trabajadores de San Gaspar inauguraron el templo. Durante la fiesta, riñeron con el otro grupo de indígenas, quienes prendieron fuego a la ermita. Todo fue consumido por las llamas, excepto el Cristo. Al rescatarlo de los escombros, vieron que ahora su color era negro e imposible de limpiar. Desde entonces, la imagen es venerada. Incluso, por mucho tiempo estuvo fuera de una vitrina. Sin embargo, los fieles comenzaron a deteriorar los pies, en busca de un milagro, por lo que tuvo que ser restaurado y protegido en una caja de cristal. La tradición de peregrinar al templo cada tres de mayo, sigue viva. Si visitas Valle de Bravo en este día, encontrarás una gran fiesta popular.

Ubicación